Frío o calor para aliviar las contracturas

Frío o calor para aliviar las contracturas

Una contractura está ocasionada por una contracción de los músculos que se produce de forma involuntaria por haber realizado un esfuerzo excesivo, lo que acaba ocasionando un acortamiento en sus fibras y ocasiona un menor movimiento en la zona afectada. Las contracturas en el cuello y en la espalda son de las más comunes, aunque podemos presentar esta molestia en muchos otros músculos del cuerpo.

Asimismo, es probable que la actividad habitual se vea afectada debido a la limitación física y a las molestias o al dolor que se siente. Ante esta condición, una de las dudas más habituales es: ¿frío o calor para las contracturas?

La respuesta es ¡depende! Y en este artículo te explicamos con detalle por qué y en cuáles casos aplicar uno u otro.

Principales causas que pueden provocar una contractura

Para entender cómo atender esta molestia, es también importante comprender qué la ha ocasionado, con el fin de aplicar el tratamiento adecuado e intentar corregir el factor que nos ha llevado a tener algún músculo contracturado.

Estas son algunas de sus causas más comunes:

  • Vida sedentaria: no realizar ninguna actividad física puede provocar una contractura porque al no tener tan ejercitado el músculo, este no está preparado para realizar un esfuerzo.
  • Estrés: la acumulación de estrés puede provocar tensión muscular y ocasionar contracturas, especialmente en zonas propensas a la acumulación de tensión, como el cuello o la espalda.
  • Estar mucho tiempo en la misma postura: estar casi siempre en la misma posición es una de las causas más habituales de las contracturas porque se sobrecarga demasiado una zona en concreto.
  • Tener una edad avanzada: la elasticidad de los músculos empeora con el paso del tiempo. Es por eso por lo que las personas de mayor edad tienen riesgo de sufrir contracturas al realizar un esfuerzo no habitual.
  • Práctica de algunos deportes: hay deportes muy exigentes que pueden provocar lesiones musculares, como las contracturas, en momento en los que hay sobrecarga muscular.

Saber cómo aliviar una contractura muscular es fundamental para reducir las molestias que ocasiona. Ahora bien, qué es mejor para aliviar una contractura muscular, ¿aplicar frío o calor?

La duda de si aplicar frío o calor en las contracturas es muy frecuente y, por ello, aquí veremos los beneficios de cada uno de estos métodos y en qué casos es oportuno usar frío para tratar esta molestia o en cuales es mejor lo contrario.

Para aliviar las contracturas, ¿frío o calor?

Dependiendo de la lesión se deberá aplicar una dosis de frío o una dosis de calor. Entonces, ¿qué es lo correcto para aliviar esta tensión muscular?

Frío para aliviar las contracturas

El frío ayuda a aliviar la sensación de dolor y puede reducir la inflamación justo tras un golpe. Es por eso por lo que la aplicación de frío se recomienda para después de una caída, una contusión, un traumatismo o un golpe por norma general.

Otro caso en el que se puede aplicar frío es cuando hay espasmos musculares debido a un entrenamiento, con el fin de reducirlos. Por tanto, en el caso de las contracturas no conviene usar temperaturas bajas, a no ser que en algún momento por alguna razón se inflame la zona y, entonces, convenga usarlo puntualmente y luego seguir aplicando calor.

Se aconseja la aplicación de frío en periodos cortos de tiempo, alrededor de 15 minutos, cada dos horas como máximo. Asimismo, es importante no aplicarlo sobre la piel directamente ya que el frío en contacto directo con esta durante un rato puede llegar a producir quemaduras.

Por otra parte, el frío no debe ser aplicado en heridas abiertas, hemorragias o zonas infectadas. Tampoco conviene que lo usen las personas con una alta sensibilidad al frío o con la piel muy sensible, así como quienes sufran el síndrome de Raynaud, un trastorno de los vasos sanguíneos que afecta a las manos y a los pies. Tampoco es aconsejable para personas con trastornos vasculares periféricos.

Aplicar calor en las contracturas

La aplicación de calor se recomienda en dolores musculares o articulares en los que no se produzca una inflamación. Así, los dolores articulares y las contracturas musculares, al producirse por un sobresfuerzo y, en principio, no tener inflamación, deben ser tratadas con calor al ser relajante.

No debe aplicarse calor si existe una inflamación en la zona afectada. Tampoco si se han sufrido traumatismos recientes con inflamación o derrame, si la zona está infectada, o se sufren problemas de tensión arterial. No es aconsejable para personas altamente sensibles a los cambios de temperatura corporal.

Al igual que con el uso del frío para aliviar las molestias, se recomienda aplicar en periodos cortos de tiempo, alrededor de 15 minutos, cada dos horas a lo largo del día mientras sea necesario. No aplicar más calor antes de que haya pasado ese tiempo de descanso ya que podría ser contraproducente.

Tampoco es aconsejable poner el calor directamente sobre la piel ya que podría provocar una quemadura. Por ello, lo mejor es aplicar el calor sobre una prenda de ropa fina o envolverlo en un paño para ponerlo sobre la piel.

Además de usar calor, podemos aplicar un medicamento analgésico tópico para aliviar el dolor, como es el caso de Reflex Spray, un analgésico externo que se aplica directamente sobre la piel para tratar el dolor muscular leve, como el ocasionado por contracturas. Proporciona un alivio rápido reduciendo las molestias en la zona, en adultos y niños a partir de 12 años.

Si el dolor persiste, te recomendamos acudir a un especialista para tratar la contractura muscular.

 

Reflex Spray solución para pulverización cutánea es un medicamento de Reckitt Benckiser Healthcare, S.A. Lea las instrucciones de este medicamento y consulte al farmacéutico. No aplicar antes de los 12 años, ni sobre heridas ni mucosas.

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